El mexicano David Bucio destaca principalmente, el carácter de simposio que tiene la Bienal Internacional de Esculturas, porque solamente así se le da un carácter netamente público, al arte, es decir, cuando las obras pasan a pertenecer a la gente.
Es muy diferente a los concursos, tal cual como se denominan, debido a que allí “siempre hay competencia y se está buscando la forma de ganar”, en tanto que en la bienal “todos recibimos exactamente lo mismo y se desarrolla una camaradería entre nosotros que nos permite generar una especie de familia”.
“Es también respetar el trabajo del artista sin que uno sea más o menos que otro”.
Acerca de cómo se siente al saber que su obra pasará a ser parte de la ciudad de Resistencia, explicó: “he querido entender este concepto budista del desapego. Mi trabajo como tal es mío mientras lo trabajo, una vez que lo termino, pasa a ser de la gente”.
“Siempre es agradable que el trabajo de uno sea considerado con este grado de patrimonio y creo que eso es lo que hace al arte público, público”.
Acerca de cómo se siente trabajar con público, remarca principalmente la manera en que la gente se involucra al querer conocer al autor, además de que “a las esculturas las hacen suyas y eso da un sentido de pertenencia con la obra, con su ciudad y con el capital cultural que se está generando”.
Bucio se encuentra cumpliendo 20 años de trayectoria con el arte y participar de esta Bienal tiene entonces un festejo doble, lo que le dio una carga simbólica mayor a su estadía en la provincia.
Con respecto al trabajo en sí, su obra con la que participa se llama Equinoccio, y cómo encaró el proyecto, dijo: “Creo que la principal etapa y la más importante es la improvisación, porque tenemos que adaptarnos cien por ciento a lo que nos tocó”, se refirió al mármol travertino, al que calificó como “una caja de sorpresas, un queso gruyere, por la cantidad de poros que tiene”.