viernes , 18 de octubre de 2024

Del chispazo a la llama

Pasa ya el séptimo día de la bienal internacional de escultura desde el primer chispazo que se le sacó al metal para comenzar a moldearlo. Hoy los 10 escultores deben concluir sus obras para el mediodía. Pero son muchas las formas del arte que se dejan ver en el predio, no solamente de los distintos escenarios, sino también de la calle y los paseos que se observan diariamente.

Desde el payaso que hace alegrar a grandes y chicos, hasta la estatua viviente que se pasa horas maquillándose y que luego se pasa un buen tiempo en una determinada pose. Desde el artesano a quien se lo puede ver trabajar detalladamente en su stand, hasta el herrero que tae sus pesadas piezas para exponerlas. Desde el panadero que elabora su propio producto, hasta los salamines, quesos y aceitunas que viajaron quilómetros hasta llegar a Resistencia.

Los artesanos que moldearon su arcilla y la cocieron a orillas del río negro, los referentes de los pueblos originarios tejiendo el chaguar, los escultores invitados que moldeando el material que pensó para la ocasión: metal, hierro, madera, tergopor. Los músicos, bailarines, cantantes, que pisaron los escenarios para darse a conocer.

Todo lo que sucede hace que la bienal pareciera ser un organismo vivo, moviéndose, agitándose, trasladándose de un lado del predio hacia el otro. Este ser se encuentra en un estado permanente, pero no concluye mañana con el octavo día y cierre, sin embargo. Las obras de arte continúan y permanecen en el tiempo, sino en el espacio. Permanecen en la mente y se expanden en el público que recorre el predio desde el primer día que inició el chispazo y ahora es una llama.

 

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