viernes , 6 de diciembre de 2024

Escultura textil inspirada en la naturaleza, Milagros Tejerina en la Bienal del Chaco

La Bienal del Chaco nos deleita edición a edición con escultores invitados, este año Milagros Tejerina, artista textil, hace arte con lo que descartan los demás.

Tejerina es artista y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán -UNT-. En 2022 recibió uno de los premios más importantes del año a las artes visuales el Primer Premio del Salón Nacional de Artes Visuales. No sólo es artista premiada, sino que también docente de Diseño de Indumentaria y Textil, en las materias Materiales Textiles I y II; así como Laboratorio Textil en la UNT.

En dialogo con ella, nos comentó sobre los materiales diversos e innovadores con los que trabaja en esta obra inspirada en la exuberancia de la naturaleza.

-¿Qué tipo de material utilizas para lograr tu escultura textil?

-Yo soy fieltrista, es decir que mis obras las trabajo con fieltro. El fieltro es un textil que a diferencia de otros textiles no tiene trama ni urdimbre. La mayoría de los textiles tienen una trama y una urdimbre, que son las que le dan el ancho y el largo de la tela. En cambio, el fieltro, no. Entonces, básicamente es la aglomeración de fibras que se van poniendo en capas. En este caso, estamos trabajando con lana de oveja y se acomodan las capas de lana y después se moja con agua y jabón. Eso se amasa, para hacerlo hay que poner el cuerpo. En su 90% de fieltro hay otras telas como gasa y descarte textil, me interesa trabajar con el descarte, sobre todo de la industria. Al ser el fieltro una tela fibrosa, las escamas de la lana se van abriendo y atrapan el textil, se unifican hasta quedar una sola tela: pero tiene pañuelos de seda, medias de hilo, remanente que queda de los cortes de algunas marcas que me han regalado.  Tendrá colgadas algunas semillas del palo borracho y la base, por otra parte, es de metal. La obra que quiero lograr en esta Bienal se llama Ceiba: naturaleza sagrada.

Ceiba significa Árbol de hasta 50 metros de altura, generalmente, cubierto de espinas cortas cuando es joven, ramas rojizas, flores rojas tintóreas y frutos que contienen seis semillas envueltas en una especie de algodón blanquecino. Me  llevó mucho tiempo investigar porque lo que tiene la ceiba y el fruto es que, si no se lo saca a tiempo, las fibras se oxidan y no quedan iguales, se pudre el corazón y de ahí, se comienza a oxidar o desmigajar.  Concluí en que se le marca bien las líneas porque son como cascaritas cuando ya se va a abrir y lo primero que aparece es esa línea, que se profundiza y se separa, ese es el  momento para cosechar.

El interior del palo borracho

Adentro de la escultura/árbol también habrá trama textil porque según dice una leyenda de las culturas originales, más precisamente de la etnia chorote, la panza de un descomunal palo borracho, ubicado en el centro del mundo, contenía las aguas del río Pilcomayo con sus peces hasta que los liberó Kijwelque. Por lo que Renata Kulemeyer se encuentra cosiendo peces como el dorado y de diversas especies al mismo momento que Milagros Tejerina.  Con trabajo previo de un año, el árbol estará adornado con piedras, peces y  las semillas de tela.

Valorable trabajo que hace la artista Milagros, de recuperar el trabajo de la lana y de poner en valor con las comunidades de Jujuy, Tucumán y el norte de nuestro país. El sábado al mediodía estimativamente estará finalizada la obra, pero pueden encontrarla trabajando en el Predio de Bienales, más específicamente atrás del Museum bajo techo.

El árbol de América: El palo borracho, conocido también como yuchán, es un árbol sagrado para muchas culturas de América. Para los mayas, es “El árbol de la vida”, con ramas que forman el cielo, un tronco que representa la tierra y raíces que tejen el inframundo. Según el Popol Vuh, los dioses sembraron ceibas en los cuatro rumbos del cosmos y una quinta en el centro, donde habitan los dioses y los muertos.
Dependiendo de la cultura, las leyendas varían: para los wichí, de su tronco surgen los ríos Amazonas, Bermejo y Pilcomayo. Este árbol es un testigo histórico en América, usado por los wichis para tallar canoas, sogas, pailas y máscaras ceremoniales.
Este proyecto fomenta el cuidado y preservación de los recursos naturales, respeta las culturas originarias y su patrimonio cultural, e integra mitos y leyendas de todo el continente americano. Además, promueve la creatividad y el uso sostenible de los recursos textiles.

 

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