sábado , 7 de septiembre de 2024

Fabriciano me dijo hace 12 años, “usted tiene que venir al Chaco” y entonces cargué las máquinas y me vine

Roberto Williman trabó una fuerte amistad con Fabriciano Gómez hace años, en Entre Ríos, donde vive. En esa oportunidad, hacía lo mismo que hace cada dos años en la Bienal Internacional de Escultura de Resistencia: es ayudante de máquinas pesadas como las motosierras que se utilizan en la competencia Premio Desafío. Durante la bienvenida a los alumnos de las escuelas de Bellas Artes de todo el país que se realizó, se lo notó muy emocionado hasta casi las lágrimas.

La ciudad fue Colón, Entre Ríos, donde Fabriciano auspiciaba de jurado de un concurso de esculturas. “Me vio y me dice, ´usted tiene que venir al Chaco´. Le dije, ¿a qué? ´A Hacer exactamente lo mismo que está haciendo acá´”. Sin dudarlo, cargó todas sus herramientas en la camioneta y se vino. “Y ahí empezamos. De una, así nomás, sin mucho trámite” como fue el estilo de Fabriciano siempre cada vez que se le ocurría algo.

“Fabriciano siempre dijo que el Premio Desafío no es tan problemático. Él decía que el verdadero desafío empieza después de que uno se recibe, cuando ya empieza a tener familia, porque ahí sí hay que trabajar sí o sí” y agregó que esto es un encuentro para la amistad.

Junto a Williman se encuentra Darío Borgo, que es de Buenos Aires, y también acompañará a los estudiantes durante las 48 hora de labor haciendo el mantenimiento de las máquinas y ayudando a mover los troncos. “Yo recuerdo a mis comienzos también sentir mucha ansiedad. Ahora veo a estos chicos y me emociona porque es el paso que todo tiene que pasar, pero después uno va tomando confianza y va agrupándose”.

En este sentido, destacó que el Premio Desafío, deja de ser una competencia para pasar a ser una comunidad familiar, donde los estudiantes comparten experiencias y vivencias.

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