Cada minuto es un paso más hacia el atardecer de esta Bienal. Los escultores invitados terminaron de emplazar sus obras este viernes a la tarde y volvieron a poner un punto de atención del público en el obrar escultórico.
Sin duda, los dos artistas que se llevaron las sonrisas de las niñeces y familias. Fueron Animalia de Alejandro Arce, donde el artista invitaba a sentarse en un tronco de arena para que las personas tuvieran su foto con este grupo de animales en peligro de extinción. El otro fue El Canoero del artista y artesano Hernán Lira. Su marca, “Juguetes con oficio”, se caracteriza por hacer escenas cotidianas y de oficio en movimiento. Con un sistema de engranajes propio de un juguete gigante, los niños y niñas no se resistían a poner a los remos y los peces andar.
Camilo Gillot, el escultor que trabajaba en isopor, terminó la instalación de Cono 09, con color negro y un aire directo que lo mantiene suspendido en movimiento. Carlos Monge desde México, Juan Pezzani desde Buenos Aires y Gerardo Aranda de Miraflores también culminaron sus obras en metal y timbó, respectivamente.
Finalmente, la obra de Milagro Tejerina quedó en el ingreso al Domo del Centenario y su innovadora técnica de reciclaje permite una experiencia de intervención con la obra, como pasa con Arce y Lira.
La invitación espontánea fue con el escultor santafecino Tomás Franzoi que culmina el pulido de la virgen hecha de timbó negro en el predio dedicado a escultores invitados. Al inicio de la Bienal, comenzó a refinar el tallado de su escultura en la entrada de la feria de Maestros Artesanos. Muy querido por el público que celebró esta invitación como reconocimiento a su obra que será donada a la Catedral de Resistencia.