“Muchas veces están involucrados la patria y la familia”, reflexionó Percy Raúl Zorrilla Soto entre los demás artistas. No es casual, genera guerras y pasiones, hablan junto al ya amigo de la casa Bienal, el escultor mexicano Carlos Monge. Caminan apacibles y sonrientes a acomodarse entre los mástiles frente al David.
Despierta competencias y grandes pasiones, la patria, la familia. Y el fútbol también agrega otro de los artistas, “acá es todo fútbol”, dicen y bailan al son de Aurora, tocada por la orquesta de la Policía. Un telón que predice lo que provoca la Bienal en su apertura: el izamiento de las banderas rompe lo protocolar y posiciona a cada escultor y escultora en su territorio, en su idea, en su sangre artística.
Puntual, el acto de apertura arrancó a las 9.30, con la presencia del gobernador Leandro Zdero, la vicegobernadora Silvana Schneider, el intendente de Resistencia Roy Nikisch, y otras autoridades como el presidente del Superior de Tribunal de Justicia, Víctor del Río, el senador nacional Victor Zimmerman, la diputada provincial Dorys Arkwright.
A las diez banderas internacionales y de artistas invitados, se izó la de la provincia de Chaco y no menor, también la bandera Whipala que nuclea a las naciones indígenas y cuyo abanderado fue el escultor de Miraflores, Gerardo Aranda.
Tras el izamiento materializado, la banda de logística de Resistencia entonó el Himno Nacional, y quedó inaugurada la bienvenida al predio que ya antes y después se amigaron con lo que será su espacio de creación compartido. Lo dijo por la fundación Urunday ayer Mimo Eidman en el acto de Casa de las Culturas: “la escultura no une y define nuestra identidad, no es ajena ni impuesta, sino espontánea y auténtica”. Sí, así como lo dijo la escultura chaqueña, cada artista pasará a formar parte del museo a cielo abierto de la ciudad, desde una identidad nacional que quedó fijada a modo de presentación –bandera, patria, familia escultórica- a la internacionalidad transversal del arte en su máxima expresión.