En Somos Uno TV, durante la mañana de este sábado, los integrantes originarios de la Fundación Urunday contaron de los inicios de la Bienal del Chaco. Para ello, hubo que hacer un viaje imaginario al pasado, atravesar décadas, vestirse de recuerdos y dar al fin la receta, el consejo, la reflexión profunda sobre como la fe en un proyecto puede mover montañas.
Mimo Eidman, Eugenio MIlani, Carlos Kufia (Ana María Taiana, ausente) fueron de la partida. Y Pocholo Mancuello fue un invitado especial, quien llevaba consigo una fotografía hallada en el archivo del matutino El Territorio cuya guarda tiene el Museo de Medios de Comunicación.
La foto es un retrato. Unos jovencísimos Fabriciano Gómez y Reynaldo Martínez, ambos de aquella primera hora cuando se enfrascaban en largas conversaciones de hacer aquí, en Resistencia, un concurso de esculturas, en alguna plaza donde trabajasen al aire libre los artistas.
A partir de allí la sorpresa de un pueblo que se sumó, espontáneamente, fielmente, y un crecimiento constante y siempre enriquecido. El pasaje del torneo al Domo del Centenario y la generosa invitación a sumar otras expresiones de la cultura y el arte; del Chaco y del mundo.
Dulces recuerdos que se desgranaban, historias que se revelaban, puntas de ovillo, formas de hacer las cosas quer al escucharse, devenían fórmulas virtuosas y aplicables.
Los urunday (que significa etimológicamente “árbol de buena madera”) en ese rato de charla nos hicieron ver que los sueños, con tesón, con trabajo, con ética y constancia pueden ser logrados. Y pueden ir más lejos de lo que uno imagina, hasta tomar alas propias y hacer una heredad para un pueblo. Y también, que en una vida cabe el mañana.
La saga de la Fundación Urunday fue, un acto de fe.
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