“Con Natalia y Rosario, representamos a la ciudad de Buenos Aires y venimos del Instituto Santa Ana”, dice una verborrágica Celina Aguilar, muy entusiasmada por participar del Desafío.
“La experiencia de participar en el Premio Desafío es increíble. Somos muy nuevas, es la primera vez que trabajamos en grande y tan seguido. Es muy bueno el compañerismo, todo el mundo nos ayudó. Se nos rompió la escultura y todas las otras provincias dejaron su trabajo para venir a ayudarnos”, comparte sobre su accidentada participación.
“No dormimos en toda la noche, pero de esto no nos olvidamos más. Súper aprendizaje” define Celina.
“Hay un antes y un después de ésta competencia. Estoy en duda de qué hacer, si pintar o dibujar, si ser maestra o escultora. Hay que poner mucha onda y trabajar. Ya veremos”, finaliza.