Emocionante y llena de mística. Así fue la presentación este martes por la tarde noche de las obras efímeras “Éxodo” del artista boliviano Alejandro Saavedra Geuer y “El transportador de sueños” de la artista peruana, Karen Macher Nesta. Las instalaciones acuáticas ya se pueden apreciar en su totalidad en el lecho del río Negro, desde el Paseo Costanero.
Ante un gran marco de público que se acercó hasta el Paseo Costanero, los artista Saveedra Geuer y Macher Nesta hicieron la presentación en sociedad de sus respectivas instalaciones. En el primer caso, el boliviano confeccionó una suerte de velas hechas con tacuaras y ramas, que representan a los primeros inmigrantes y, a la vez, es un homenaje al río. En tanto, la peruana utilizó una canoa y una explosión de ramas que surgen desde adentro como una “oda a la belleza natural” y al “crecimiento inesperado”.
Durante la presentación, Macher Nesta agradeció al público y a todos los que colaboraron en la elaboración de su obra efímera y luego invitó a cada uno de los presentes a arrojar un pequeño barquito de papel en la costa del río.
Luego, Saavedra Geuer también dedicó unas palabras de agradecimiento hacia quienes se acercaron mientras elaboraba su obra y en especial a quienes lo ayudaron a montarla. Del acto, participaron los integrantes de la Fundación Urunday, Ana María Tayana, Eugenio Milani y Josese Eidman. También estuvieron presentes los escultores Alejandro Arce y Paulina Webb, entre otros artistas que participan de la Bienal.
“Mi experiencia fue fantástica. Tuve ayudantes muy buenos y el apoyo siempre es incondicional. Estoy emocionado con todo esto”, reconoció Saveedra Geuer previo a presentar su obra. Al ser consultado sobre los materiales que utilizó (en su mayoría tacuaras), el artista reconoció que fue la primera vez que trabajó con ellos y que los mismos le resultaron “fascinantes”.
Sobre la Bienal, el escultor boliviano aseguró que es uno de los eventos culturales “más lindos que hay en Sudamérica y tal vez en el mundo”. “La organización es fantástica. (El presidente de la Fundación Urunday) Fabriciano es una máquina. Pero lo mejor de todo es el público. Son estos chicos que son parte de esto. Que son inquietos, que crecen con el arte. El hecho de sacar el arte a las calles y que no estén en los museos o en lugares imposibles de ver es un privilegio”, sostuvo.